Al estar solo los pensamientos no tienen destino, se propagan a una velocidad paranoica, nunca permitiéndote saber si aciertas o si halucinas. Un mundo propio y único del sujeto, quien al verse enfrentado con la realidad asume la defensiva como perro guardian alterado por intrusos.
Sueño aún con encontrar a mi intrusa ideal. Aquella que perturbará mi monótona tranquilidad y traerá calma a mis sentidos y sosiego a mis pensares.
Luego pienso en que ese pudiera ser un buen capítulo de alguna serie de televisión y dudo realmente si tal destello de felicidad llegaría algún día a concretarse . Como Dante, atravezaría el infierno por ella si supiera en lo más remoto que me espera un pedazo de cielo con tan solo la más ligera de mis ilusiones.
De vuelta a la realidad. Aquel viejo vacío que no cesa en llenarse, ese trago amargo que simplemente tienes que tomar o empeorarás.
Algún día estos escritos dejarán de ser melancólicos, algún día estos escritos dejarán de ser.
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