Thursday, November 23, 2006

El Viejo Rooftop


Tragos sociales, buena música y conversaciones incoherentes, eran tan sólo algunos de los elementos esenciales que componían nuestra extravagante azotea.
Inolvidables momentos tuvieron cabida en este lugar, donde el eco de la emoción resonaba, justamente después que alguien vociferaba ¨vamonos pal rooftop¨. Mil imágenes parpadeaban en mi mente al oír tal grito de batalla, mientras el mensaje se esparcía a través de la red telefónica celular, incitando a todos a esta orgía desenfrenada.

Al echar un vistazo rápido, como despertando del encanto y ensueño propio de la azotea, uno se encontraba con botellas, llenas y vacías, humo, instrumentos musicales, café y cigarrillos, personas charlando, tomando, buscando en fín, una escapatoria a las garras de la monotonía y la opresión de la vida cotidiana.
Todos nos precipitábamos en esta carrera en contra de la realidad, un punto neutro en nuestra existencia, donde el sistema social imperante no ejercía su oscuro reinado.
El tiempo, incesante, paso. Yo fui desterrado legal e involuntariamente del ¨rooftop¨, solo para comprender que nuestros problemas se esfumaban noche tras noche, pero que volvían a aparecer a la mañana siguiente trayendo consigo el urgente deseo de volver a evadirlos.
Casi dos años mas tarde, me encontré con los miembros de esta subcultura y para tristeza mía, me informaron que ¨el goldo¨ se mudó y ya no hay más algarabía en esta parte del edificio.
La evolución había tocado este lado del hemisferio y a pesar del desgate y mala canalización, por no decir desperdicio de nuestro tiempo y dinero, vale la pena traer a colación y recordar los buenos tiempos en la azotea.

1 comment:

Unknown said...

Hola! Rosemary me habló de ti y de tu blog, así que decidí buscarte en google y como era de esperarse te encontré. Te felicito, todo lo escribes es muy tú, me gusta tu estilo.

Leí lo de la azotea, recordé, también me reí. Fuí de las eultimas en llegar a "la meca" y sin duda con sólo observar aprendí mucho de la vida y de la forma en que puedes enredar tu cabeza sin quererlo.

Te seguiré vieno. Puedes visitarme en mi lugar especial: diana and the city